Hemos creado este espacio con la finalidad de poder compartir con libertad, abrir caminos, hacernos preguntas… aprender y desaprender juntos y juntas de la vida, del mundo, de Dios, de nosotras y nosotros y de las demás personas. Nos gustaría bucear contigo en la vida, buscar claves, intuiciones, que nos ayuden a crecer en una espiritualidad libre y alegre.

viernes, 27 de marzo de 2009

ALGO QUIERE SALIR

A todos y todas las que leais este blog, quiero haceros partícipes de la emoción que me ha producido leer el libro "Sostiene Pereira". Me da mucha alegría y esperanza saber que todos podemos cambiar y saber que los encuentros que tenemos con otras personas nos modifican. Aquí tenemos a un personaje, un poco anodino, con una vida hecha y sin muchas ganas de complicarsela. Inicialmente, nuestro personaje, vive soñando, pero sueña con su pasado. Da la impresión de que el futuro no existe, es periodista pero no se entera de lo que pasa a su alrededor. Dado que muchas veces los demás nos salvan de morir de tedio, en la vida de Pereira aparecen algunos personajes fundamentales que le van ayudando a salir de su monotonía. Unos porque adoptan una postura que a él no le gusta y sale corriendo de su campo de acción y otros porque le hacen entrar en contacto con lo que quiere, con lo que cree que debería ser la realidad. A este personaje, que en principio no desea cambiar la situación en la que vive, sus nuevas relaciones le ayudan a situarse y a tomar decisiones que nunca hubiera pensado. Se siente construyendo "un nuevo yo hegemónico" el cual necesitará tiempo para vencer las resistencias se su otro yo, el que ha tenido la hegemonía hasta ahora, con el que ha vivido hasta el momento.
Reconozco que me da mucha esperanza este libro, porque si un señor en edad avanzada es capaz de cambiar, creo que las demás también podemos hacerlo.
Hay momentos en los que somos muy conscientes de que algo, ¿tal vez otro yo hegemónico? se va despertando dentro de nosotras y pugna por salir. Bien es cierto que le ponemos trabas, no estamos seguras de que nos guste el cambio y nos cuesta dejarle salir: tememos perder lo que tenemos, aunque no sepamos muy bien qué es lo que tenemos; estamos acostumbradas a una forma de hacer, de movernos, de situarnos en la vida, de no meternos en muchos líos y la vida hasta ahora nos ha ido más o menos bien. Pero algo pugna por salir y somos muy conscientes de que si no lo dejamos manifestarse, viviremos contínuamente con sentimiento de añoranza y sabiendo que no somos todo lo felices que la vida, nuestra vida nos tiene preparada.

viernes, 20 de marzo de 2009

Una mujer extraordinaria







Marguérite Barankitse, una mujer extraordinaria
Conocí en directo a Maggi en un congreso sobre El amor y la Soledad al que asistimos unas mil personas, en el Sur de gran Canaria el año 2003. Su intervención, sin un solo papel y rebosando alegría, nos dejó pasmados a todos. La sencillez, la verdad y la talla humana de esta gran mujer, cubierta de colorido e irradiando alegría, me llegaron a tocar en lo más profundo:
¿Admiración?, ¿vergüenza?, ¿esperanza?, ¿alegría?, ¿plenitud? Algo pasó en aquel inmenso anfiteatro mientras hablaba esta burundesa, creativa, valiente y arriesgada, creando fraternidad con quienes habían matado a su familia. Explica su vida desde su fe cristiana.
Hoy me llega la noticia de su venida a España a finales de enero 2009, para recibir el premio Mundo Negro.
De familia tutsi, y tras haber perdido a 62 familiares, se propuso crear una nueva generación. Intentó huir y en el camino protegió a los hutus con quienes se encontraba. Los escondió sin éxito y más de 70 fueron asesinados delante de ella por miembros de su propia etnia tutsi.
Testigo de las mayores atrocidades, no ha dejado de creer que el amor siempre triunfa. Adoptó a cuatro niños hutus y tres tutsis. Con la tenacidad de hacer del amor al prójimo el único sentido de su vida creó la Casa Shalom o Casa de la Paz para la acogida de Niños. Comenzaron 25 niños, de ahí pasaron a 300 en unos meses y, en dos años, eran cuatro mil. “Siempre era un niño el que me enseñaba a no tener miedo”, solía reconocer con gozo. Hoy día, algunos de ellos son respetables profesores, trabajadores manuales, empresarios o políticos.
Nos honras como mujeres y como personas. Gracias, Marguerite.
Quienes quieran conocerla mejor pueden leer el artículo del galardón en
Mundo Negro nº538 Marguérite Barankitse
C.L.

viernes, 13 de marzo de 2009


Nado por una narración.

¿Puedes simplemente escucharme?

Cuando yo te pido que me escuches y tú empiezas a darme consejos, no has hecho lo que te he pedido. Cuando te he pedido escucharme y tú has empezado a explicarme por qué yo no debía sentirme así, tú has maltratado mis sentimientos. Cuando te he solicitado que me escuches y tú piensas en lo que debes hacer para resolver mi problema, me has rechazado por extraño que esto pueda parecer. Óyeme, es todo lo que te he pedido: que tú me escuches. No que hables o que hagas cualquier otra cosa: te pido únicamente que me escuches. Los consejos no son caros, y por unos euros yo acudiría al periódico, a las revistas del corazón, al horóscopo. Sé que puedo hacer algo por mí mism@ pues no soy impotente. Quizá puedo desanimarme o desalentarme un poco, pero no importa. Cuando tú haces algo por mí, pero yo necesito hacer algo por mí mism@, contribuyes a aumentar mi temor, tú acentúas mi desorientación. En cambio, cuando tú aceptas sencillamente el hecho de que estoy sintiendo lo que siento (poco importa el raciocinio), entonces yo puedo empezar a comprender lo que sucede en mis sentimientos irracionales. Cuando todo está diáfano, las respuestas son evidentes, yo no tengo necesidad de consejos. Los sentimientos irracionales se vuelven inteligibles cuando nosotros comprendemos lo que realmente acontece. Finalmente, si quieres escúchame y entiéndeme. Y si tú quieres hablar, espero justamente un instante y entonces, yo te escucho.



Cojo aire y me sumerjo un poco más.

Decíamos en nuestro último comentario que todos necesitamos sentirnos escuchados. Por esto, la escucha es un camino de doble dirección: necesitamos que nos escuchen y los demás nos necesitan para que les escuchemos.
Como nos plantea la narración, la escucha no es nada fácil, pero no es imposible. Podemos aprender y practicar, quizá la próxima vez que te encuentres con alguien, tengas en tus manos y en tus oídos la oportunidad de hacerlo.


Para bucear en tus propias aguas y encontrar nuestro tesoro.

Relee el texto, y evoca una situación en la que se te haya pedido que escuchases.
¿Te sientes identificad@ con algunas de las actitudes que se plantean: dando consejos, buscando soluciones, haciendo otras cosas mientras la otra persona te habla,…? ¿A qué te invita esto?
¿Practicas eso de “aceptar simplemente” lo que se comparte contigo? ¿Qué significa para ti ese “aceptar simplemente”?
¿Cómo vives la escucha: como “aguantar el rollo”, como “el regalo” que se te ofrece de ser partícipe de la vivencia de otros?

martes, 10 de marzo de 2009

domingo, 1 de marzo de 2009

PENSANDO EN VOZ ALTA III


Es Domingo por la tarde...y repaso lo vivido en esta semana. La vida en ocasiones nos sorprende y se va colando en las rendijas de lo imprevisto:
un encuentro con personas de otras culturas que provoca en mí ganas de gritar: la fuerza del ser humano es más potente que las dificultades y obstáculos de la vida!!!;

un concierto de un grupo de mujeres (Ain Karem) que desprenden esperanza e ilusión enlazada a la realidad de nuestro mundo;
un día de encuentro con Dios, rodeada de montañas, dejando que mi soledad interior me haga más fuerte y amante de la vida;
un te quiero dicho con la mirada que me sobrecoge y me hace sentir viva;
un abrazo no dado pero que espera el momento para llegar a ser aliento, incondicionalidad y fragilidad compartida; una alegría celebrada y compartida juntas;
un perdón sellado en dos manos que se estrechan.
un cumpleaños feliz cantado en la distancia pero c
on el corazón cerca
un deseo de libertad que excede lo convenido, lo programado, lo esperado.
unos amigos que sólo saben ser amigos para siempre...

Pensando en voz alta te cuento al oído: será que puedo estar agradecida de lo que recibo y también de lo que puedo ofrecer. Pensando en voz alta me descubro en ventaja, yo que pensaba que estaba en desventaja: la vida con sus desiertos (como el evangelio de este Domingo) se empecina siempre en salir por cualquier hueco o rendija, y de cualquier manera. No dejemos que las alimañas maten quienes somos y lo que estamos llamados/as a SER cada día, cada instante...
Pensando en voz alta ¿TÚ QUE PIENSAS?