Transcendencia, ¿será La-Él que está siempre más allá de sí mismo, de nosotros mismos,...?
Algo trascendental me evoca algo que me marca, y va más allá de lo anodino, de lo que pasa sin pena ni gloria...
No sé hacer muchos más juegos de palabras ni reflexiones. Me sale más una petición, un deseo: que La Transcendencia me conduzca para ser cada día más feliz transcendiéndome, yendo más lejos de lo que veo, siento, incluso de lo que soy.
Transcenderme me resuena como llamada a mirar trans: a través, a los demás, a sus modos y maneras, alegrías y tristezas.
-cenderme me recuerda -no he mirado el diccionario etimológico, así que tomadlo como lo que es: una resonancia interna. Bien, -cenderme me suena a encenderme, es decir, igual que la madera que acerco a la chimenea se prende con el fuego, transcenderme es llamada también a encenderme con lo que viven los que me rodean y unirme a la pasión del Transcendente, que se quema para vivir como nosotros, se moja, se empeña, por mucho que algunos intenten tacharle de impasible, incluso insensible, o simplemente lo llamen presencia difusa, energía más o menos positiva.
El-La transcendencia en quien yo creo se enciende, transciende, comparte, se mancha, llora y se ríe y otras muchas más cosas, llenas de misterio, que yo no sé pero estoy segura las realiza a mi favor y al de tantos otros.
Perdonad el desvarío nocturno, pero, ¿no notáis algo nuevo? ¿La transcendencia que llega y nos llama a ir trans, a ir más allá, a salir al paso de ... lo que venga?