Hemos creado este espacio con la finalidad de poder compartir con libertad, abrir caminos, hacernos preguntas… aprender y desaprender juntos y juntas de la vida, del mundo, de Dios, de nosotras y nosotros y de las demás personas. Nos gustaría bucear contigo en la vida, buscar claves, intuiciones, que nos ayuden a crecer en una espiritualidad libre y alegre.

miércoles, 14 de enero de 2009

Nado por una narración.

“Viajaron al sur. Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando.
Cuando el niño y sus padres alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad de la mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura.
Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre:
¡Ayúdame a mirar!”

Eduardo Galeano

Cojo aire y me sumerjo un poco más.

El niño quedó mudo, quedó en silencio, y pide que se le ayude a mirar. Pedimos ayuda cuando necesitamos algo, y sí: necesitamos mirar. Con nuestra mirada podemos decir y escuchar palabras muy hondas, a veces palabras que sólo se dicen desde la mirada.
Mi mirada al otro y la mirada del otro es un diálogo, que inicia sensaciones y percepciones que me predisponen ante el otro o la otra, para acogerle. Por eso es importante aprender a mirar bien.


Para bucear en tus propias aguas y encontrar nuestro tesoro.

Tómate un tiempo para ver la vida con otros ojos, para aprender a mirar y aprender a amar.
1. Mira las cosas, sin prisa, con paz. No te acostumbres a conocer personas o cosas sólo “de vista”.
2. Procura que tu mirada sea limpia, sin filtros de colores, sin prejuicios.
3. ¡Qué tu mirada sea clara!, capaz de poner luz hasta en personas o hechos claramente oscuros.
4. Míralo todo con cariño. Todo cambia al mirar así, y uno/a termina descubriendo en todo la huella de Alguien Mayor.
5. Traspasa con tu mirada las simples apariencias de las personas, cosas o acontecimientos.
6. Tus ojos no son una calculadora. El mirar contemplativo es gratuito y evita juicios. No sabe de utilidades ni de rentabilidades.
7. También déjate mirar y déjate sentirte mirado, por la vida, por los demás.
8. Para que tu mirada no sea estéril, salta de la contemplación a la acción y de la acción a la contemplación.
9. Pide ver también lo que no te apetezca ver. Reconoce tus faltas, acepta tus miedos,…
10. Pide el don de ver en todo lo positivo. También tú te sentirás y te verás mejor.

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