Hemos creado este espacio con la finalidad de poder compartir con libertad, abrir caminos, hacernos preguntas… aprender y desaprender juntos y juntas de la vida, del mundo, de Dios, de nosotras y nosotros y de las demás personas. Nos gustaría bucear contigo en la vida, buscar claves, intuiciones, que nos ayuden a crecer en una espiritualidad libre y alegre.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Al hilo de la confianza

Hace unos días conversábamos tranquilamente varias personas amigas. Una comentó que se sentía nerviosa, como desconfiada últimamente y no sabía lo que le pasaba. Otra nos dijo que había empezado el curso con muchas ganas, confiada en que lo que le venga será para bien. Me atreví a decir que para mí lo importante es que en mi día a día me siento rodeada de personas en las que puedo confiar. Entonces vi cómo una de mis amigas palidecía y enmudecía. Todas notamos la tensión en el ambiente. ¿¡Algo pasaba y no nos habíamos enterado!?
Pues sí, ALGO pasaba: mi amiga no podía más de oír hablar de proyectos, de confianza, de relaciones amistosas. Después de preguntarle con cariño explotó: “¡No me habléis de confianza, ahora mismo no puedo ni pensar!” Sencillamente Martina –así se llama esta amiga– acaba de terminar una relación de pareja de cinco años, con proyectos de matrimonio incluidos. ¿Qué ha pasado? Ni ella misma se lo explica, pero en este momento no puede ni oír hablar de la palabra confianza.
La palabra confianza… ¿acaso es una mera palabra? Yo diría que se trata más bien de una profunda experiencia humana que a nadie deja indiferente. Todos hemos tenido en nuestra vida experiencias de dolorosa ruptura como Martina, pero también de fiarnos y crecer en humanidad gracias a ello.
Desde que nacemos vivimos abocados a fiarnos de los demás. Fiarnos de los demás y tener una visión del mundo de la vida, de las relaciones, como de algo básicamente positivo es una necesidad básica universal. Quizá nuestro camino de humanización consista en pasar de una confianza ingenua a una confianza realista, pero en todo caso, por más que queramos, no podemos basar nuestra vida en no confiar.
En realidad, la opción de cerrarnos y no fiarnos sí es posible, pero entonces nos resultará bien difícil tanto crecer y ser felices como propiciar que otros lo sean. De hecho, todos nos hemos ido construyendo como personas desde la confianza que otros han depositado en nosotros. Y así seguimos creciendo y apostando por salir, aprender, crecer y amar. Eso sí, cuando alguna oleada salvaje nos hiere, como a mi amiga Martina, necesitamos tiempo para curar las heridas, pero también relaciones que nos sostengan, que nos vuelvan a recordar, vivencialmente, que merece la pena confiar.
Para concluir, querría recordar que nuestra capacidad de ser felices está ligada a la de confiar. Por eso resulta tan importante preguntarnos sobre cómo vivimos en el día a día esta actitud fundamental. Por ejemplo: al empezar una relación con alguien que no conozco, ¿me es fácil abrirme, sentirme confiada/o? ¿Y ante un grupo de personas o una situación nueva, tengo más facilidad para confiar o para desconfiar?
Durante este mes de noviembre podríamos darnos la oportunidad de pensar en esto. Caer en la cuenta de nuestras tendencias, pensar en las personas en las que podemos confiar hoy, en las personas que nos hacen confianza, y quizá nombrar las experiencias que nos han marcado para vivir más confiados o más desconfiados. Aprender de nuestra propia historia (nosotros mismos, que tendremos experiencias de todo tipo,) nos puede ayudar para caminar, en la medida que podamos, más confiados y por tanto, más felices.

3 comentarios:

  1. hola buen comentario, en mi opinión yo creo que a todos nos gustaría poder confiar de todo el mundo plenamente pero por lo que yo he visto es difícil, muy difícil encontrar a alguien en que se pueda confiar.

    ResponderEliminar
  2. para mi vivir confiada es fundamental, puede que no tenga muchos amigos y amigas, pero los que tengo se que me puedo fiar de ellos, bueno, simplemente me fio de ellos. además os cuento que tengo la seguridad de que puedo confiar porque tengo una familia que siempre ha estado ahí, aunque no nos hayamos entendido o no tuviesemos las mismas opiniones. Esto me ha ayudado siempre.

    ResponderEliminar
  3. En primer lugar enhorabuena por el blog y daros animos para su continuación. También deciros alguna sugerencia para el blog: siempre viene muy bien poner algún video, es una manera sencilla y fácil de llegar a la gente (muchas veces hay días que las imágenes valen más que mil palabras), es una idea.
    Con respecto al tema tratado...que importante es la confianza, es sentirte "confiada", mucho de nosotros, como vuestra amiga Martina, sufrimos esos incómodos momentos de "desconfianza", pero no por ello debemos de perder la alegría y la ganas de luchar. Esa herida se cura y volvemos aprender a confiar.
    El primero que confía en nosotros es el Señor, Él cuenta con nuestros errores, pero Él sigue confiando, nos vuelve a tender la mano; la Virgen nos lleva de nuevo al Padre; pues así como la Virgen debemos nosotros confiar, el Señor nos pondrá en nuestro camino gente para esa confianza, os lo digo por experiencia personal.
    Que Dios os Bendiga.
    (Si quereís ideas de video poneros en contacto conmigo: cca_1986@hotmail.com, encantada de ayudaros)
    Con cariño, Cristina

    ResponderEliminar