Se acaba el mes de septiembre. Mes de los inicios por antonomasia. Aunque no estemos en la enseñanza, el mes de septiembre está marcado por ese "volver a empezar" después de las vacaciones.
Pero no escribo esto para tratardel ya manido síndrome postvacacional, sino más bien para invitarnos a aprovechar y abrir bien los ojos a las posibilidades que se nos abren: alguien me hablaba últimamente de "la gracia de los inicios". No se refiere a que nos hagan gracia, nos sienten más o menos bien, sino a ese impulso que podemos percibir en los tiempos de empezar algo. Tiempo de apertura, de superar estereotipos y etiquetas, de pensar -una vez más, pero cuántas no nos harán falta!- que los cambios son posibles, que no somos personas inmóviles ni inmovilistas, que merece la pena arriesgarse de nuevo.
Porque cada mes de septiembre es oportunidad para escuchar e intentar coger al vuelo las intenciones de mejoría y las posibilidades de la realidad, por eso, escribo esta entrada al acabar el mes, para que no olvidemos -ya tan pronto, sí, así somos los seres humanos- los "buenos propósitos" que traíamos al volver de vacaciones. Que no venga el otoño y con él se caigan ya las hojas de nuestros deseos de cambio y mejora.
Pero no escribo esto para tratardel ya manido síndrome postvacacional, sino más bien para invitarnos a aprovechar y abrir bien los ojos a las posibilidades que se nos abren: alguien me hablaba últimamente de "la gracia de los inicios". No se refiere a que nos hagan gracia, nos sienten más o menos bien, sino a ese impulso que podemos percibir en los tiempos de empezar algo. Tiempo de apertura, de superar estereotipos y etiquetas, de pensar -una vez más, pero cuántas no nos harán falta!- que los cambios son posibles, que no somos personas inmóviles ni inmovilistas, que merece la pena arriesgarse de nuevo.
Porque cada mes de septiembre es oportunidad para escuchar e intentar coger al vuelo las intenciones de mejoría y las posibilidades de la realidad, por eso, escribo esta entrada al acabar el mes, para que no olvidemos -ya tan pronto, sí, así somos los seres humanos- los "buenos propósitos" que traíamos al volver de vacaciones. Que no venga el otoño y con él se caigan ya las hojas de nuestros deseos de cambio y mejora.
T.M.Ll
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