Hemos creado este espacio con la finalidad de poder compartir con libertad, abrir caminos, hacernos preguntas… aprender y desaprender juntos y juntas de la vida, del mundo, de Dios, de nosotras y nosotros y de las demás personas. Nos gustaría bucear contigo en la vida, buscar claves, intuiciones, que nos ayuden a crecer en una espiritualidad libre y alegre.

domingo, 15 de agosto de 2010

Callar y gritar con Haiti

Desde Haiti, me paro a sentir, pensar, reconocer, agradecer, el paso de Dios en la vida que late de un modo tan distinto a todos mis esquemas y conocimientos. Me paro y me brota el silencio y el grito. A un tiempo me quedo sin palabras y se me hace un grito en el estómago: ¿Es posible? ¡No a tanto sufrimiento!
Vuelvo al silencio y miro a Dios en la cruz: a Él le encomiendo todas estas personas con sus sufrimientos, el hambre, la angustia de no tener un futuro para ellos ni para sus hijos, la tribulación y el escepticismo. En silencio admirativo sigo rezando.

3 comentarios:

  1. Gracias por recordarme que la vida es algo más que la pequeña esfera en la que me muevo; por recordarme que hay más personas y otras situaciones fuera de ella. Gracias por ayudarme a dar las gracias por todos los privilegios con los que he sido regalada y que algunas veces olvido cuando me dedico, exclusivamente, a mi perqueña esfera.

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  2. Para mi es un regalo poder conocer y participar en esta iniciativa que procede del Espíritu. En la medida en que busco una felicidad que me llene de verdad siento gozo en unirme al proyecto. En este momento necesito dar rienda suelta a una sed de encuentro fraterno y con Dios de hondura, que por miedo bloqueo muchas veces.

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  3. Me llega tu reflexión que acoge el dolor de tantas personas con el gran respeto del silencio. Me recuerda que las personas cuando sufrimos no sólo necesitamos ayuda material sino también que otros nos tengan en cuenta, que se hagan presentes, que nos envíen mensajes solidarios. Pienso que aquellas personas afectadas por la desgracia en Haití merecen que las recordemos, respetemos y, como tu has hecho de un modo especial, todos nos hagamos presentes de alguna manera. Eso hizo Jesús.

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